Tras una semana difícil en algunos temas personales, decidí que el viernes quería hacer algo para despejarme y no irme a dormir directamente del trabajo.

Por lo que fui a la casa de Nani (amiga y novia de Facu Sosa) que terminó la facultad y propuso un asado acompañado por algunos brebajes alcohólicos. Muy tranquilo, arranqué hablando de futbol con el tío y luego con algunos amigos. Cerveza? "Dale, un poco nomás que juego temprano mañana" respondía yo. De a poco íbamos entrando en calor, y se apagaron las luces y arrancó la música. Y ahí perdí el camino. Cerveza, Ron y una caipirinha condenaron mi futuro en la noche. 6 de la mañana volvía a mi casa sabiendo que me iba a costar el partido del sábado. Puse mi despertador con el tiempo justo para aprovechar la dormida al máximo. Como no encontraba mi celular, coloqué el teléfono de casa al lado del despertador, justo en la almohada de al lado de mi cabeza.
El despertador sonó. El teléfono también. Pero nunca nadie atendió. Cuando de repente, suena el despertador y abro los ojos. Extrañamente no me sentía tan mal. Hago foco en la hora y... 1240!. "12 40? no puede ser". Incrédulo, busque mi celular. Al no encontrarlo me asomé por la ventana y noté que el ambiente coincidía con el horario del despertador. Corrí hacia abajo a buscar mi ropa y mi teléfono muy agitado y tomándome la cabeza, subiendo y bajando desesperado para entender la situación junto al "No lo puedo creer.. noo" que murmuraba no tan alto. Hasta que me tranquilicé y dije: "Marce, ya no llegás! Ni al paty de después". Así que subí a mi cuarto a revisar nuevamente mi pantalón, a ver si encontraba mi teléfono. Ahí escucho un grito de "Marcee". Me asomé por la ventana, y dos de mis compañeros ya habían vuelto del partido. Enojados, vieron que estaba vivo y siguieron de largo.
Después, encontré mi teléfono en el auto. Noté que ya me habían expulsado del grupo y tenía llamadas perdidas y puteadas en mensajes. Muy justos todos, pedí perdón a mi equipo. Nunca me fue contestado. Volvió la "R" para aquellos entendidos. Ya por la noche, y luego de haber ido al Disco y ofrecido mi casa para el asado (lo mínimo), recibí a todos los jugadores con un perdón entre mis primeras palabras. Conciente de que le arruiné el partido a los 21, no había otro camino que bajar cabeza y reconocer lo sucedido. Las jodas no fueron tantas, ni la tortura fue como lo esperaba. El alcohol los aflojó a ellos así que no estuvo tan mal. Claro, ellos no tenían que jugar a las 10 el domingo, así que madrugar no era obligación y todos tomaron tranquilos.
El domingo me desperté y tuve que limpiar una casa que se encontraba extremadamente sucia y no podía recibir a mi madre de viaje en ese estado. Encontré vasos en el baño, abajo del sillón, pegajoso el piso de la cocina y cigarrillos tirados en la bacha. Tapitas, paquetes de cigarrillos y colillas eran la decoración principal del cuarto. Con este post, y todavía fuera del chat, creo haber cumplido mi penitencia. Mis amigos me perdonarán, en algún momento volveré al chat, y todo esto pasara a un cuento divertido. Pero el sábado sentí una vergüenza personal que nunca me había pasado. Espero haber aprendido la lección. Espero no volver a fallar. Perdón de nuevo, espero jugar la revancha y esta vez poder llegar.